Retik, José
Cine líquido / José Retik. – 1a ed – Córdoba Capital : Borde Perdido Editora, 2022.
104 p. ; 21 x 14 cm.
ISBN 978-987-8479-20-0
Posfacio de Agustín Conde de Boeck
2. Ciencia Ficción. I. Título.
CDD A863
CONTRATAPA POR PABLO FARRÉS:
En algún punto de la historia –acaso desde su primer instante- el mundo se rompió todo. Si desde entonces el problema es nombrar el colapso con los restos del mismo, José Retik parece imponerse una meta mayor: celebrarlo hasta que el horror y la gracia se vuelvan indiscernibles. Con el tono pulcro de un etnógrafo alienígena que observa La Nación desde una sana distancia, narra, documenta e informa acerca del Impresor de Idiotas del Pensamiento Uniformado, sus Campos de Anulación Mental, su economía basada en la exportación de mancebos para el desarrollo del totalitarismo fascista de la Propaganda. Los fragmentos del colapso forman pequeñas máquinas narrativas ensambladas en un montaje esquizofrénico que da cuenta del Monstruo Político, pero con ello se desnudan también los límites de una Resistencia que reproduce los mecanismos de sometimiento que pretende rechazar. Sin salida, es la inmanencia del desastre y el desastre de la inmanencia, hasta que una línea de fuga se lo lleva todo hacia la dimensión del terror festivo: el cine líquido como un aleph vertiginoso, una mística de la literatura alucinada que todo lo embulle y fagocita para dejar entrever que si no hay política sin un fundamento delirante, entonces no hay literatura que no sea una política de la resistencia.
PRIMEROS DOS CAPÍTULOS:
Esa tarde estaba despierto. No sabía quién era ni dónde estaba.
¡Eh, Amigo!: ¡Vamos, vamos! ¡Que los vagos como vos no llegan a ninguna parte!
Tiberio estaba mal vestido, no se bañaba desde el miércoles a la mañana (ya era domingo) y tenía un bigote ancho y desprolijo del tamaño de Nietzsche. Podría haber sido confundido con un harapiento, o con un filósofo universitario. No era más que un cincuentón con resaca.
¡Eh, Amigo!: Ya te dije que si no te ponés en vereda, la Gestafo te va a venir a buscar
Tiberio: ¿Qué Gestafo?
¡Eh, Amigo!: La Gestafo, men. Los dueños del impresor de idiotas.
Tiberio: ¿De qué hablás?
¡Eh, Amigo!: ¡Eh! ¡Vamos! ¡Que por interés baila el mono! ¡Y claro! A mí me tocó militar el Programa Autonómico Dominante del Dr. Agosti. Las explicaciones del caso vendrán en tiempo y forma. ¿Ves allá? ¿Y allá? ¿Ves o no ves? Ninguno sabe quién es quién. Los que están en el Programa tienen tatuado un código alfanumérico. Vos sos ISO9001. En fin… entenderás que ésta fue tu última noche de borrachín. A partir de mañana estarás en manos del Dr. Agosti.
ISO9001: ¿Sos de la zona vos? Tendría que ir comprar una petaca. ¿Habrá algún almacén abierto a esta hora?
¡Eh, Amigo!: Te puedo ofrecer unas fetas de mortadela. No estás autorizado a salir. Me quedan unas rodajas de pan también. El vinito se acabó. ¿Ves o no ves al hombre de overol azul en la casa de enfrente? Es un Centro de cronificación de Uninformados. Al que entra ahí lo imprimen. Por cada impreso, cinco más caen como fichas de dominó. ¿Qué pasaría si la Gestafo tuviese el control total?
ISO9001: ¿Por qué no me acuerdo de nada?
¡Eh, Amigo!: Porque el Dr. Agosti te selló como un bife de chorizo. Es el primer paso para la aplicación del Programa. Mañana te termina de cocinar.
ISO9001: ¿Qué Programa?
¡Eh, Amigo!: ¡Ya te dije! El Programa Autonómico Dominante. La cosa está jodida. Es probable que ya no quede ni un solo nombre propio. El tipo de overol era periodista independiente. Bah, trabajaba para un multimedio internacional pero cada tanto se daba el gusto de opinar.
ISO9001: ¿Y cómo es la impresión? ¿Qué les hacen?
¡Eh, Amigo!: ¡Mejor no saberlo!
ISO9001: ¡Vamos! Algo tengo que saber… tengo derecho a la información…
¡Eh, Amigo!: ¡Dale! Tampoco soy un yuta hijo de puta. La cosa es así. Los tipos inventaron una microlana capaz de actuar sobre las conexiones sinápticas. Crea un efecto aislante en el cerebro. Si te rellenan con microlana quedás como mancebo.
ISO9001: Traé la mortadela que me dio hambre…
Megáfono del Örgano de Propaganda: ¡Atención! ¡Atención! Augusto Montes Rawson fue un periodista deportivo que dio sus opiniones sobre fútbol. Defendió los intereses corporativos de los clubes chicos. En aquella época, cuando la opinión pública no estaba uninformada, desparramó bilis en los canales de televisión. Gracias a la Gestafo, sabemos ahora que el derecho a la información es un componente clave de la desintegración social.
ISO9001: ¿Qué fue eso?
¡Eh, Amigo!: ¿Qué cosa?
ISO9001: Eso que se escuchó…
¡Eh, Amigo!: Es la Gestafo. Cada tanto pasa la tanqueta con el megáfono y hace propaganda. Es parte del proceso de impresión.
ISO9001: ¿Impresión?
¡Eh, Amigo!: Sí, impresión del pensamiento uninformado. Muchos de los impresos son enviados a los “campos de anulación mental”. Nadie sabe lo que pasa realmente en esos lugares. ¿Y sabés por qué?
ISO9001: No…
¡Eh, Amigo!: Porque nadie volvió de ahí. Se dice que en los “campos de anulación” hay compradores que te llevan a otro país para que puedas comenzar una nueva vida como esclavo. Si tenés un Amo la vida es más fácil. La Gestafo decretó que la obediencia es un derecho universal inalienable.
ISO9001: ¿Por qué no me traés el pan y esas fetas de mortadela que te quedaron? Te juro que estoy muerto de hambre.
En LA NACIÓN existían dos opciones: O se estaba de un lado o del otro. Y de las dos, el Dr. Agosti era la única alternativa. El Programa Autonómico Dominante engendraba un tegumento protector que impedía la expansión de la microlana. Si bien la inmunización de cabezas era un proceso valioso, los efectos adversos podían ser complicados. Había que ser riguroso con la manipulación psíquica.
*
Una vez que sonaba la sirena, nadie podía permanecer en las calles. Los Fotogruppen eran escuadrones paraperiodísticos que perseguían rebeldes en los territorios colonizados. Usaban cámaras con flash de magnesio y clorato potásico para que la explosión lumínica los aterrorizara. Los retratos se subían a las redes sociales junto con notas desprestigiantes que difundían los Örganos de propaganda. Salir en Der Paranoide Beobachter era prácticamente una sentencia de muerte.
ISO9005 fue detenido en uno de esos procedimientos. Estaba sentado cómodamente en el cordón de la vereda cuando lo fotografiaron. Aunque fue interrogado hasta el paroxismo nunca reveló lo que realmente estaba haciendo. Las cirugías psíquicas del Dr. Agosti podían producir daños cognitivos irreversibles. Y ese era el caso de 9005. Aquella mañana había desayunado Mantecol con café con leche. Revisó sus cuentas de Facebook, Instagram, Telegram, Twitter, Linkedin, Medium, Quora y Gesselig (la red oficial de la Gestafo). Allí se podían compartir únicamente frases dichas por Die Höchstem, todas incluidas en la Obra Total Das Buch aller Sätze; el Manual para el Pensamiento Unificado. El ISO omitió por completo los procedimientos legales y al sentarse en la vereda recibió el estallido fatídico del flash. Su caso, además, se consideró violatorio de toda la normativa vigente. Después de obrarse las actuaciones correspondientes se ordenó su confinamiento a los “campos de Mendel”.
Al día siguiente del encuentro con ¡Eh, Amigo!, ISO9001 fue llevado al Centro clandestino de detención psíquica. Era verano y el Dr. Agosti disfrutaba los treinta grados de temperatura en bermudas. Desde el exterior se veía brillar una luz tenue a través de las ventanas ovales. Los colaboradores del doctor llevaban puesto guardapolvos de color negro, guantes amarillos y pitucones.
—Y éste es el Autonomizador Dominante — dijo el Dr. Agosti, señalando un extraño artefacto—.
El zumbido mecánico del Autonomizador obraba de manera sugestiva. Cada ISO salía con una sonrisa de oreja a oreja y el certificado de la norma.
9001 fue llevado por un Guardapolvo Negro hasta un gabinete de vidrio transparente.
—¿Esto es parte de la fase 2? —preguntó 9001—.
Nadie respondió porque el gabinete era acústico. ¡Eh, Amigo! lo miraba desde afuera y practicaba todo tipo de morisquetas. 9001 pensó que se estaba burlando. No entendía que ¡Eh, Amigo! solo quería entretenerlo. Cuando advirtió que era inútil, se sacó la galera, esbozó una sonrisa y desapareció dejando un montón de estrellitas en el aire. ISO9001 descubrió entonces que ¡Eh, Amigo! no era más que una versión lobomotizada de Pepe Grillo.
—Empezaré por el principio —dijo el Dr. Agosti mientras un grupo de Guardapolvos Negros trasladaba el gabinete de vidrio donde estaba 9001 hacia el sector de cirugía psíquica. “Esta operación no se puede llevar a cabo sin la voluntad del ISO. Y para ello, es necesario que se cumplan ciertas condiciones. El caldo caliente que tienen ante ustedes es el caldo de cultivo de una transformación social jamás vista” —Agosti hablaba solo—. Al entrar en el gran salón de los blindajes, 9001 se representó la imagen de un tribunal. Agosti abrió el gabinete de vidrio para dejarlo salir mientras le decía: “¿Qué ganarías con huir en una Nación dominada por la propaganda?”. Y luego: “Los Uninformados solo pueden obedecer”. Y entonces, por primera vez, ISO9001 sintió miedo. Y el miedo es un sucedáneo etéreo de la anestesia. No hay cirugía psíquica sin miedo. Apenas lo vio vacilar, Agosti le extirpó el sentido de la propaganda. Liberado del miedo y de la propaganda, 9001 dejó ver el alma por la ventana de sus ojos. Como parte del ritual de bienvenida, los ISOS dijeron palabras alusivas. 9000: “La propaganda es evitable”. 9002: “Nuestra historia es otra y no se alimenta de migajas de poder”, 9008: “No hay que mirar hacia la derecha si el juez se encuentra a la izquierda”. 9012: “El culto a la personalidad es propaganda por antonomasia”. Y ahí nomás, como si fuera Campanita, apareció volando ¡Eh, Amigo!: “Ponete el pijama a rayas que vamos para casa”.
FRAGMENTO DEL POSFACIO DE AGUSTÍN CONDE DE BOECK
Ahora también nosotros estamos bajo los efectos del cine líquido. ¿Cómo viviremos ahora nuestra inmunidad a toda PROPAGANDA? Cabría decir, como 9001: “después del cine líquido quedé en estado de gracia…”.
Que este posfacio sirva como postulación para que se incluya a José Retik como miembro de número del Colegio de Patafísica, puntualmente como vicecurador en la Subcomisión de Ciencias Inexactas o, mejor aún, como presidente de una nueva y septuagésima octava subcomisión inaugurada específicamente para sus talentos: la Subcomisión de Cirugías Psíquicas y Asuntos Extraestatales. Claramente Retik es nuestro Doctor Faustroll, sabio y archiloco en toga de una psicoterapia que bien podría calificarse como ciencia de las soluciones imaginarias. Si Macedonio es el metafísico que se postuló para presidente, ¿por qué Retik no puede ser el psicólogo que se postuló para patafísico?
Psicoanalista platense (no recuerdo quién me dijo que todos los platenses son psicoanalistas en potencia) y autor de artificios delirantes, es importante recalcar que Retik publicó hace no mucho tiempo un Diccionario de Psicopatología Fantástica, un volumen inasible, saturado de una demencia barroquizante, cuajado de neologismos anti-psiquiátricos cuya esperpéntica visión de la locura pareciera, antes que la de un psicólogo contemporáneo, la de un descalabrado humanista del Renacimiento, uno de esos humanistas brueghelescos y semi-alquimistas que todavía tenían un pie puesto en la Edad Media. Retik ha cultivado el diálogo con animales mágicos y excéntricos: un terapeuta capaz de entrenar bajo el magisterio de Alberto Laiseca o de exhibir una impensada alianza con Pipo Cipolatti (uno podría pensar que los títulos de las novelas de Retik hubieran bien podido ser adecuados títulos de algún disco de Los Twist)… Para quien escribió Los extraestatales y Cine líquido, la literatura es una salida de la asfixia psiquiátrica y una forma de desplegar ese maná propio de la locura que la cosmovisión positivista ha buscado inhibir y patear bajo la alfombra.
La escritura de Retik escenifica un espacio de entretenimiento personal, a veces autista, a veces casi digital en su fragmentarismo (si estuviéramos en los noventa hablaría más bien de esa lógica del zapping que hubiera guiado a Salvador Benesdra en la novela que no llegó a escribir). Priva en todo esto una sensación (muy laisequeana): el humor como resultante de una permutación de lo científico o técnico hacia lo imaginario o fantástico. Leer a Retik es internarse en la lógica interna que rige el sentido de esa famosa frase de Dalí: “Para mí la Monarquía es la prueba de la validez del ácido desoxirribonucleico, o sea que desde la primera célula viviente hasta la última todo se ha ido transmitiendo genéticamente pero no políticamente”. Puede ser una broma absurda o una tesis genial. Y, de hecho, es ambas cosas. Esa línea sinuosa es la que uno transita al leer Cine líquido.
Las novelitas de Retik producen ese goce efervescente que se experimenta al revisitar La vie. Mode d’emploi o Zazie dans le métro, o al volver a las topologías no euclidianas de Levrero. Asimismo, en la exuberancia de ideas con que monta el edificio amorfo de sus políticas, hay algo, en el plano estético, que hace pensar en ese hedonismo malicioso y fosforescente de ciertos decadentistas (Retik es, creo, uno de los poquísimos escritores argentinos que está obsedido por la lectura de Huysmans).